Comencé a pintar en las paredes de mi cuarto cuando tenía tres años. Pintaba las tortugas ninja y los superhéroes. Cuando había llenado las paredes, mi madre pintaba de nuevo el cuarto para que siguiera pintando sobre las paredes limpias, pues era algo que tenía que hacer todos los días. Luego en primaria comencé a  caricaturizar a mis compañeros de colegio y profesores  a los cuales hacía reír con mis trazos. Mi abuelo, poeta y pintor siempre elogiaba lo que para mi era un juego diario. Este al pensionarse, había decidido dedicarse a la pintura y escritura y yo era su nieto preferido.  Estudié Ingeniería Química, hice estudios avanzados  y viví en varias partes del mundo;  trabajé en ello, pero finalmente dejé fluir lo que me hacía vibrar de verdad y me conecté con el mundo, con mi escencia, con la historia, las debilidades y fortalezas del hombre: me dediqué la pintura, la literatura y la música.

La verdadera maestría se alcanza dejando que las cosas sigan su curso. No puede alcanzarse interfiriendo. Tao-te Ching.

Pinto el mundo, la historia, pasiones, afectos, duelos, paisajes, momentos, abstracto, figurativo. Pinto el mundo!

Cada obra es el fruto de la concepción, del trabajo, del análisis y capacidad constante de ejercitarse y crear.